Portafolio En Concreto
Rafael Trelles

Buenos Aires: la esencia de una imagen
Prólogo al portafolio “En concreto” por Alicia Candiani

Fue el invierno más crudo en casi 100 años. Rafael con sus botas y capa impermeables, poco adaptado al rigor del clima, pone su pecho al frio y hecha agua presión sobre los muros sucios. Los transeúntes se detienen a mirarlo. Unos vecinos le ofrecen sus paredes indecentes. Los alumnos lo escuchan y quedan extasiados cuando la plantilla se retira, apareciendo una gran rayuela en la vereda de la escuela. Una anciana se anima a inaugurarla, brincándola con una sonrisa que seguramente le recuerda los momentos más felices de su niñez. El artista desplaza la práctica del grabado a otros campos, modifica su escala y su soporte, de-construye la técnica, imprime con agua…convirtiendo la pared descascarada y sus grafittis olvidados en poesía pura que se recorta del entorno descuidado y empobrecido. El poder de sus imágenes, conmoviendo a una megalópolis que se jacta de haberlo visto todo.

Estando en Paris, luego del proyecto de Rafael, la experiencia de “En concreto” estaba todavía en mi mente y, desde luego, la visita a la tumba de Julio Cortázar en el Cementerio de Montparnasse fue ineludible. El frio del otoño parisino y la intrincada trama de cruces y panteones conspiraron para que abandonara mi objetivo. Cuando ya me iba, y casi mágicamente, el viento trajo a mis pies una hoja con una rayuela pobremente dibujada, una pista del destino para indicarme que estaba cerca. No me llevó mucho tiempo encontrar la tumba y descubrir sobre su lápida clara -casi como un mantra- docenas de rayuelas que los visitantes dejaban dibujadas al lado de sus mensajes. La rayuela, un símbolo de la libertad de elección, de los caminos no convencionales, del alcance de los objetivos si se llega al Cielo. Y aquella otra Rayuela, cercana al Mayo Francés, que se dibuja sobre la escenografía y el recuerdo de Buenos Aires.

Buenos Aires, la Reina del Plata, una ciudad brumosa de melodías tristes, desentrañada maravillosamente por un escritor que nació en Bélgica, vivió la mayor parte de su vida en París y es considerado uno de los mejores escritores argentinos. ¿Podríamos entonces tener prejuicios acerca de que un artista puertorriqueño interpretara a un escritor argentino interviniendo en la ciudad que aquel describiera aún antes de conocerla? No, porque como Cortázar, el artista cree que la imaginación y el arte son formas revolucionarias que nos enseñan a mirar y pensar de nuevo. Y en este trabajo, “concretamente”, Rafael supo mirar la realidad paralela y descifrar la abrumadora soledad en el embotellamiento de la “Autopista del Sur” entrelazándola con el cotidiano vaivén de la ciudad y los trenes de la Estación Colegiales; imaginó la fantasía de “Los sueños de Lucas” sobre los muros tristes de la calle Moldes; nos habló de la utopía colocando “La Hidra” al lado del refugio de los cartoneros; forjó la “Rayuela” en la vereda que juegan los alumnos de la Escuela Presidente Uriburo y nos regaló el taconeo susurrante de la Maga, siempre apareciendo y desapareciendo en la ciudad.

Un maestro japonés decía que los libros de artista son como las flores, se abren y se cierra dejándonos su esencia. En este portafolio hemos registrado e impreso algunas de las imágenes que el artista grabó en los muros y veredas de la ciudad de Buenos Aires. Como las flores, creemos que ellas concentran la esencia y la poesía de las intervenciones urbanas realizadas durante su residencia en Proyecto´ace. Solo puedo agregar que en este Agosto de 2007 me sentí un poco fama entre cronopios y, que desde entonces, no puedo evitar caminar por la ciudad adivinado si esos muros servirían para que Rafael trabaje.