Recibimos a Elisa Bergel Melo dentro de una Residencia de Exploración sub30, en la que trabajó sobre su propio archivo de fotografía documental construido en sus muchos años de formación en tal disciplina, al mismo tiempo que realizó una bitácora de su estadía en Buenos Aires en formato de libro de artista.

Elisa Bergel Melo es una artista visual que trabaja con fotografía como su medio principal. Su trabajo surge de las facultades propias de la fotografía, aquellas relativas a la documentación del movimiento y el tiempo, el azar detrás de la transformación de la imagen digital, además de su relación directa con la realidad y la memoria, dos fuerzas pugnantes que se encuentran en la imagen. El resultado es un intento por preservar lo anterior respetando las marcas del tiempo entre lo que ha pasado y lo que ahora es. Su trabajo se ha mostrado en múltiples espacios  multidisciplinarios en el Caribe, y recientemente en East and Peggy Phelps Galleries en Claremont, California.

STATEMENT DE LA ARTISTA

Luego de casi 10 años de ser emigrante, me he sensibilizado ante la idea de un desplazamiento constante y la dificultad de tener una memoria fundada en una historia anterior en un espacio compartido por aquellos que me anteceden y los que están por venir. Con la edad he reconocido la importancia de pertenecer y esto se ha traducido en una reflexión sobre el espacio ocupado a nivel físico y emocional. Al haber vivido en más de cinco ciudades, he repetido perspectivas, estructuras y conocido personas que las habitan que me remiten a distintos tipos de idiosincrasias. La imagen de estos lugares se incorpora a mi memoria y hace que mi visión del espacio geográfico se entremezcle.

Son muchas las veces que he visto un lugar que podría ser la continuación de otro que se encuentra muy lejos. Son espacios que, más allá de sus posibilidades prácticas, comprometen a sus habitantes a relacionarse con ellos no sólo con la acción, también con la emoción.

En la forma de un diario, el proyecto pretende construir a partir de lo más sencillo, abordando la modestia de espacios que sirven de conexión entre otros pasados y los que circundan. Es la recopilación de códigos profundamente personales que relatan la historia de toda una diáspora. Su lenguaje intenta acentuar lo sencillo, arraigándose en la realidad. Se inserta en un comentario contemporáneo que trata de entender el mundo a partir de la experiencia personal, haciendo uso de la autorreferencia expresada más allá de las fronteras del cuerpo, y crear una nueva identidad que ejecuta con conocimiento sus dolencias para rehacer.

Al mezclar distintos lenguajes como la fotografía, el collage y la recolección de archivos se inicia una búsqueda sobre el movimiento, la memoria y sus implicaciones artísticas, desde la perspectiva de la migración. Imágenes tautológicas plantean la posibilidad de un paisaje subjetivo que se renueva desde la repetición ahondando en temas como la identidad y los límites geográficos.